No existe un rincón para esconderse de los pensamientos, esos que te hicieron esperanzarte de una posibilidad, los mismos que arruinaron tu conciencia por agarrarte a un madero ardiendo, aquellos que te avisaron que lo que hacías no era una buena idea….
Quien no ha puesto sus posibilidades en un sueño que al parecer solo era suyo, en un sueño absurdo que durante unas horas lleno nuestra boca de agua y viento, que durante un tiempo nos recordó todo lo bueno..
Y nuestra respuesta fue ignorarlo, alejarnos. El miedo hizo que una vez más, y parecemos masocas los humanos, nuestro corazón se rompiera de nuevo, a trizas, a pedazos gigantescos sin que una vez más tengamos la clave para resolver el puzzle, sin saber si esta vez siquiera nos recuperaríamos…
El miedo a lo conocido, el miedo a lo desconocido, nos hacen mirar a nuestro alrededor y quedarnos con lo seguro, con lo cómodo, sin saber que tal vez esa no esa la solución, no sea lo que nos conviene. Bueno, supongo que sí es lo que nos conviene, nos volvemos pragmáticos y huímos de una posible felicidad que sería más grande que nuestra propia rutina, esa que conocemos e inunda las paredes de nuestro cuarto, de nuestro trabajo, de nuestra vida dándole un tono casi blanco de perfección pero no consiguiendo el 100%…
Qué hacer, qué no hacer, una pregunta constante en cualquier mentalidad humana oprime nuestro corazón y normalmente no nos deja actuar, nos quedamos quietos. Rozar el amor y perderlo al segundo siguiente es como si te faltara el aire, quien no lo ha sentido, y entonces es como si se perdiera un trozo del alma de lo que somos, lo que fuimos y seguramente de lo que seamos… Valor
Valor a equivocarnos, valor de volar a tierras extrañas, valor de salir de un bucle que nos hace infelices, valor del saltar al vacío… al fin al cabo valor de ser quien queremos ser…
Este es un grito de socorro para que los sentimientos no queden en el olvido por errores pasados, que la falta de coraje no nos impida caminar, para que no haya quien nos corte las alas y por todos aquellos que nuestra infelicidad les hace felices… Es un grito al aire para que se reaccione, para que se tire para adelante, para que los olores vuelvan ser recordados, para que los abrazos sean sentidos de nuevo… para que el odio no vuelva a marcar los días de alguien resentido por las circunstancias, para que las manos acaricien los cuerpos desde la lejanía, para que los pensamientos están conectados a pesar de los océanos, para que cuando cerremos los ojos y respiremos, sean las huellas de los buenos recuerdos los primeros que lleguen a nuestra memoria….
Sentir, respirar, amar.