Keep calm and carry on…

Cómo identificar cuando tu vida se reduce a la mínima esencia, cómo saber cuando tu comportamiento y conducta te amarran a instantes que antes eran impensables, a momentos que nunca habías imaginado, a sensaciones y emociones que nunca habías sentido… La mezcla: dolor/esperanza.

Mi desarrollo en este país claramente tiene dos vertientes, supongo que ambas positivas,  por lo menos eso me digo a mí misma constantemente. Consuelo. Sigue leyendo

Después de la tormenta siempre llega la calma..

O eso parece. Tras un mes que desearía borrar del calendario, he decidido limpiar mi espiritu.. e intentar sacar lo positivo de todo ello. Hoy es un día en el que las sombras se empiezan a disipar, donde los olores por fin son agradables y luz de la mañana me vuelve a sorprender… Mágico lo sé, aunque todavía voy con pies de plomo. No me fío.

Aguantar la respiración en una época de crisis es lo aconsejable, someterse a los acontecimientos y obligar a los pies a que te permitan caminar hacia adelante, es un dictamen. Parece fácil, ¿verdad?. Pues no lo es. Encontrarse en una encrucijada de pensamientos, sentimientos y obligaciones no es una situación para estómagos sensibles.

Los pensamientos pueden arruinar la belleza de una tarde, una conversación interesante -por la falta de atención- o la lectura de ese libro que llevas meses deseando empezar. Lo cognitivo versus lo conductal. Muchos expertos opinan que uno no existe sin el otro, yo me atrevería a aventurar que son independientes. Muchos estarán de acuerdo conmigo, se puede hacer lo mismo que se hace todos los días y tener tu pensamiento en otra parte. La parte negativa es que no rindes, no duermes, no te relacionas y la positiva…. perdón ¿pero hay alguna?. No.

A los pensamientos, que según leeís me estaban ayudando muchsísimo, hay que unirle el componente sentimientos. De culpa, de preocupación, de confianza, de seguridad… Dios!! Para!! No puedo más!! Cuando yo lo único que deseaba era sentir ilusión, alegría, nostalgia, añoranza, amor, cosas normales que te ocurren cuando te marchas a otro continente… pero no pudo ser. Y se me olvidada… tras el torbellino anteriormente descrito, falta el tercer vértice del triángulo…. cumplir con los deberes, que obviamente una persona  responsable hace pero no es tarea fácil.

Vamos a lo positivo. He aprendido que de cada situación mala se puede sacar algo positivo, aunque suene muy manido. A ser más fuerte, más responsable y por fin, y tiene narices que yo lo diga a mis 33 años, a sobrevivir.

Pero sobrevivir bien, no me refiero al hecho de levantarte un día y el otro, sino al hecho de de disfrutar de mi compañía, de la de los demás y estar orgullosa de mi comportamiento. El agujero no está  bien cerrado todavía, pero tiene buena pinta.

Eso sí, dentro de este aborigen de avenencias y desavenencias sabes que me acuerdo de ti.

El mundo, la vida y yo volvemos a ser amigos.